
Las figuras elaboradas en la comunidad de Cera, perteneciente a la parroquia lojana de Taquil, son requeridas por los turistas nacionales y extranjeros. Ellos adquieren macetas, platos, tazas y otros objetos. El 80% de sus 2 430 habitantes se dedica a la elaboración y venta de artesanías. “Es la principal fuente de ingresos de las familias”, señala el presidente de la Asociación Manos Hábiles, Celso Véliz. Este grupo está integrado por 28 socios. En la comunidad de Cera existen cuatro agrupaciones de ceramistas, de las cuales dos están legalmente registradas. Según Véliz, la organización les permitió promocionar sus productos y mejorar sus ventas, principalmente, en el sur de Ecuador. Libia Uzho se dedica a esta actividad desde hace más de 40 años.
Ella recuerda que antes de asociarse, el trabajo de los artesanos era sacrificado, porque debían llevar sus productos a mercados cercanos para venderlos. Uzho es presidenta de la Unión Artesanal de Ceramistas Divino Niño, que se integró en 1999 con 40 asociadas. “Desde que formamos esta organización ya no tenemos la necesidad de salir con nuestros productos para ofrecerlos en otros lugares, porque ahora nos visitan para comprarlo”.
Al principio efectuaron una promoción para atraer clientes. El lojano Manuel Chiriboga llegó con su esposa Jenny Romero, el pasado fin de semana. Adquirió un jarrón y un juego de vajilla de 12 piezas. A Romero le llamó la atención la calidad con la que se elaboró estos objetos.“Hasta hace 10 años esta actividad era exclusiva de las mujeres”, explica Véliz. En la actualidad hay más hombres que aprenden las técnicas para trasformar al barro en llamativos objetos. Benigna Padilla, de 76 años, elabora vasijas de barro para la preparación de alimentos. Ella aprendió el oficio de su madre cuando tenía 6 años. Considera que la falta de fuentes de trabajo ocasionó que más hombres dejaran la albañilería y se dedicaran a la alfarería.
En la comunidad de Cera hay una olla gigante que es el distintivo del lugar. Además, se abrieron almacenes artesanales en la calle principal. Uno de esos negocios es Artesanías Olla de Barro, de propiedad de Fernando Macas. Este lojano, de 29 años, abrió este negocio hace 3 años. Él fue albañil, pero por la falta de trabajo aprendió este oficio. Hoy tiene previsto entregar una figura de una campesina con un cántaro que vierte el agua en una tina. A este objeto le adaptó un sistema eléctrico para que el líquido circule. Su comprador es un cuencano, quien le encargó la obra hace dos semanas. Ollas, vajillas, adornos y esculturas son las más demandadas. Él ha vendido sus creaciones a clientes de Cuenca, Guayaquil, Loja, Manta, Machala… Según Macas, ahora los pedidos le realizan vía telefónica y reciben un anticipo para iniciar la obra. Un promedio de 160 piezas mensuales se vende en Cera solo de la agrupación que preside Uzho. Eso representa un ingreso mensual de USD 1 200. Sin embargo, las ventas se duplican entre los meses de agosto y septiembre, debido a la peregrinación de la Virgen de El Cisne. También participan en ferias para promocionar sus productos. Por ejemplo, en abril pasado la Unión Artesanal de Ceramistas Divino Niño vendió sus platos, jarrones y otros artículos en Cuenca. Para las ferias de Loja, que se desarrollarán en septiembre próximo, aspiran contar con un espacio de exposición. Cada agrupación trabaja en productos novedosos para atraer nuevos clientes. Véliz fue invitado por la Fundación Sol de Suiza para que exponga su obra en ese país, entre septiembre y diciembre próximo. Él se destaca por las esculturas hechas a base de arcilla que cuentan la realidad del campesino.